Juan de Sada, una
historia de 18 años y tres alcaldes
En la zona hay
viejas naves abandonadas con tejados de amianto, exactamente 35.000
metros cuadrados de uralita
Autor: M. Eugenia
Ibáñez Fotos: Joan Morejón
Tres alcaldes y 18
años. Tres administraciones municipales dirigidas por mayorías
políticas de diferente ideología y casi dos décadas de lucha
vecinal. Y todo sigue igual. Ni Jordi Hereu, socialista, ni Xavier
Trias, convergente, ni Ada Colau, Barcelona en Comú, han sido
capaces de concretar un proceso participativo real que permita a los
vecinos de una parte de Sants y la Bordeta intervenir en el futuro de
su barrio.
Y durante ese
tiempo, la degradación de los edificios ha aumentado, la suciedad es
notoria y, aseguran, la lista de agravios es ya excesivamente larga.
El territorio que ha generado esta polémica no es visible para la
mayoría de vecinos y peatones, y esa falta de visibilidad puede ser
una de las razones por las que al ayuntamiento no le haya importado
en demasía afrontar el problema. Si la degradación no se ve, el
deterioro no existe.
La zona afectada
corresponde a la modificación del Plan General Metropolitano (PGM)
de la calle de Juan de Sada y un tramo de la calle de Roger. A
grandes rasgos se trata de una reducida trama urbana medieval de
estrechos viales, una isla en el interior del cuadrado limitado por
rambla del Brasil, avenida de Madrid y calles de Sants y Portbou que
en la década de los cincuenta acogió barracas y que conserva
vestigios de la historia del barrio: restos de una calzada romana,
destartalados y peligrosos talleres, edificios abandonados y un
refugio de la guerra civil.
La intervención
urbanística que debía regenerar la zona, ordenar la construcción,
prolongar calles y reservar espacio para zonas verdes y equipamientos
se aprobó antes del verano del 2009 bajo el mandato del alcalde
socialista Jordi Hereu. Los vecinos no pudieron participar en el
proceso de modificación del PGM porque fueron informados un día
antes de su discusión en el pleno, y la aprobación definitiva de la
Generalitat tampoco tuvo en cuenta las propuestas de la Asociación
de Vecinos de Badal, Brasil, Bordeta ni las de la comisión de
afectados por el proyecto de Juan de Sada. Solo los propietarios
privados dispusieron de tiempo suficiente para presentar alegaciones.
Los grandes
propietarios de la zona
El plan aprobado
aumentó la densidad de viviendas y altura de los edificios
programados y pasó por alto la necesidad de esponjar la trama urbana
de la zona. Los 107 pisos previstos quedaron distribuidos en
edificios de hasta seis plantas en calles estrechas, y las zonas
verdes se situaron en espacios perdidos. Además, las previsiones
municipales olvidaron incluir el refugio de la guerra civil, en el
subsuelo de la calle Juan de Sada, cuya recuperación y acceso habían
solicitado los vecinos que tuviera la consideración de equipamiento.
En mayo del 2011,
los socialistas pierden las elecciones municipales y el convergente
Xavier Trias se convierte en alcalde. Los vecinos exponen de nuevo la
inexistencia del proceso participativo en el plan de Juan de Sada y
la respuesta es idéntica a la recibida bajo el mandato de Hereu: la
modificación del PGM tiene aprobación definitiva y nada se puede
hacer.
Pero algo sí había
cambiado de un alcalde a otro. En el 2013, próximo ya el vencimiento
de los plazos para la ejecución el plan, el desinterés que los
grandes propietarios beneficiados por la mejora de la zona
-Construcciones Fisas y Hierros Herms- se transformó en rapidez para
concretar el proyecto de urbanización y constituir la junta de
compensación. Las alegaciones vecinales son rechazadas.
Dos años después,
los convergentes pierden las elecciones y Ada Colau llega a la
alcaldía. Vuelta a empezar porque los nuevos concejales dicen no
estar informados sobre lo que ocurre en aquel rincón del barrio y
tampoco parecen muy dispuestos a aceptar la participación vecinal y
romper con ello la dinámica de los dos consistorios anteriores.
¿Y qué piden los
vecinos desde hace casi veinte años? En síntesis, disminuir el
número de viviendas y una altura de los edificios en consonancia con
la anchura de las calles -apenas 14 metros-, zonas verdes amplias,
plazoletas que no se sitúen en rincones perdidos y renovación de
espacios históricos como el refugio de la guerra civil o el callejón
de les Ànimes.
Tejados de uralita
Tomàs Gisbert y
Alfredo Martínez, miembros de las dos asociaciones que han mantenido
la pugna con tres consistorios, aseguran que las plusvalías que
generará la aplicación del plan solo benefician a constructoras y
grandes propietarios, que las entidades vecinales han sido
discriminadas por tres alcaldes de ideología diversa y que las
escasas inversiones municipales exigen un mejor trato para la zona
afectada.
Recuerdan, además,
que la única zona verde del barrio es la plaza de la Olivereta,
urbanizada gracias a la construcción de un aparcamiento en su
subsuelo, y que la degradación de algunos locales exige la urgente
intervención municipal. Hay viviendas en estado lamentable y viejas
naves abandonadas con tejados de amianto, exactamente 35.000 metros
cuadrados de techos de uralita, según la información facilitada por
el gerente del distrito, que exigieron este verano la intervención
de los bomberos. A pesar de todo, la concejala del distrito de
Sants-Montjuïc, Laura Pérez (BComú), ha comunicado a los vecinos
que carece de argumentos suficientes para defender los cambios
solicitados.
¿Futuro? Las dos
entidades vecinales mantienen su postura. Exigen que sus peticiones
sean tenidas en cuenta. Añaden que llenarán el barrio de pancartas
y, si es preciso, pararán las máquinas en el caso de que comiencen
las obras que pongan en peligro los cambios exigidos. Tras 18 años y
tres alcaldes todo sigue igual.
El refugio 1513 y la
calzada romana
El reducido ámbito
del plan de la calle Juan de Sada y su entorno tiene dos elementos
especiales cuyas peculiaridades los vecinos exigen mantener: un
refugio de la guerra civil y vestigios de una calzada romana.
El primero está
clasificado con el número 1513, construido en 1937, entre la actual
avenida de Madrid y Violant d’Hongria, un túnel de unos 140 metros
de longitud por 2,40 de anchura y tres de altura, e inicialmente
dispuso de cinco accesos en avenida de Madrid, Juan de Sada y Roger.
La documentación y planos de este refugio aparecen en el Atlas dels
refugis de Barcelona, editado por el Ayuntamiento de Barcelona en el
2002. La unidad de subsuelo de los Mossos d’Esquadra realizó hace
unos cinco años una minuciosa inspección del túnel y sus
condiciones y el informe correspondiente se publicó en el 2013.
Los vestigios de la
calzada romana en Sants-Badal son un verdadero ejemplo de
supervivencia a los muchos cambios experimentados en el territorio a
lo largo de los siglos, en especial los de los últimos años, por
ejemplo la construcción de la avenida de Madrid. La calzada es una
variante de la Via Augusta que en el tramo de Sants-Badal seguía por
las calles de Sant Crist y les Ànimes para desembocar en la
carretera de Collblanc a la altura de Arizala. Las dos primeras
calles son hoy pasajes con un entorno abandonado y muestrario
continuo de excrementos caninos.
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