dilluns, 9 d’octubre del 2017

Juan de Sada, una historia de 18 años y tres alcaldes

Article publicat a CARRER núm 145-146, revista de la Federació d'Associacions de Veïnes i Veïns de Barcelona

Juan de Sada, una historia de 18 años y tres alcaldes


En la zona hay viejas naves abandonadas con tejados de amianto, exactamente 35.000 metros cuadrados de uralita
Autor: M. Eugenia Ibáñez Fotos: Joan Morejón



Tres alcaldes y 18 años. Tres administraciones municipales dirigidas por mayorías políticas de diferente ideología y casi dos décadas de lucha vecinal. Y todo sigue igual. Ni Jordi Hereu, socialista, ni Xavier Trias, convergente, ni Ada Colau, Barcelona en Comú, han sido capaces de concretar un proceso participativo real que permita a los vecinos de una parte de Sants y la Bordeta intervenir en el futuro de su barrio.

Y durante ese tiempo, la degradación de los edificios ha aumentado, la suciedad es notoria y, aseguran, la lista de agravios es ya excesivamente larga. El territorio que ha generado esta polémica no es visible para la mayoría de vecinos y peatones, y esa falta de visibilidad puede ser una de las razones por las que al ayuntamiento no le haya importado en demasía afrontar el problema. Si la degradación no se ve, el deterioro no existe.

La zona afectada corresponde a la modificación del Plan General Metropolitano (PGM) de la calle de Juan de Sada y un tramo de la calle de Roger. A grandes rasgos se trata de una reducida trama urbana medieval de estrechos viales, una isla en el interior del cuadrado limitado por rambla del Brasil, avenida de Madrid y calles de Sants y Portbou que en la década de los cincuenta acogió barracas y que conserva vestigios de la historia del barrio: restos de una calzada romana, destartalados y peligrosos talleres, edificios abandonados y un refugio de la guerra civil.

La intervención urbanística que debía regenerar la zona, ordenar la construcción, prolongar calles y reservar espacio para zonas verdes y equipamientos se aprobó antes del verano del 2009 bajo el mandato del alcalde socialista Jordi Hereu. Los vecinos no pudieron participar en el proceso de modificación del PGM porque fueron informados un día antes de su discusión en el pleno, y la aprobación definitiva de la Generalitat tampoco tuvo en cuenta las propuestas de la Asociación de Vecinos de Badal, Brasil, Bordeta ni las de la comisión de afectados por el proyecto de Juan de Sada. Solo los propietarios privados dispusieron de tiempo suficiente para presentar alegaciones.

Los grandes propietarios de la zona
El plan aprobado aumentó la densidad de viviendas y altura de los edificios programados y pasó por alto la necesidad de esponjar la trama urbana de la zona. Los 107 pisos previstos quedaron distribuidos en edificios de hasta seis plantas en calles estrechas, y las zonas verdes se situaron en espacios perdidos. Además, las previsiones municipales olvidaron incluir el refugio de la guerra civil, en el subsuelo de la calle Juan de Sada, cuya recuperación y acceso habían solicitado los vecinos que tuviera la consideración de equipamiento.

En mayo del 2011, los socialistas pierden las elecciones municipales y el convergente Xavier Trias se convierte en alcalde. Los vecinos exponen de nuevo la inexistencia del proceso participativo en el plan de Juan de Sada y la respuesta es idéntica a la recibida bajo el mandato de Hereu: la modificación del PGM tiene aprobación definitiva y nada se puede hacer.

Pero algo sí había cambiado de un alcalde a otro. En el 2013, próximo ya el vencimiento de los plazos para la ejecución el plan, el desinterés que los grandes propietarios beneficiados por la mejora de la zona -Construcciones Fisas y Hierros Herms- se transformó en rapidez para concretar el proyecto de urbanización y constituir la junta de compensación. Las alegaciones vecinales son rechazadas.

Dos años después, los convergentes pierden las elecciones y Ada Colau llega a la alcaldía. Vuelta a empezar porque los nuevos concejales dicen no estar informados sobre lo que ocurre en aquel rincón del barrio y tampoco parecen muy dispuestos a aceptar la participación vecinal y romper con ello la dinámica de los dos consistorios anteriores.

¿Y qué piden los vecinos desde hace casi veinte años? En síntesis, disminuir el número de viviendas y una altura de los edificios en consonancia con la anchura de las calles -apenas 14 metros-, zonas verdes amplias, plazoletas que no se sitúen en rincones perdidos y renovación de espacios históricos como el refugio de la guerra civil o el callejón de les Ànimes.

Tejados de uralita
Tomàs Gisbert y Alfredo Martínez, miembros de las dos asociaciones que han mantenido la pugna con tres consistorios, aseguran que las plusvalías que generará la aplicación del plan solo benefician a constructoras y grandes propietarios, que las entidades vecinales han sido discriminadas por tres alcaldes de ideología diversa y que las escasas inversiones municipales exigen un mejor trato para la zona afectada.

Recuerdan, además, que la única zona verde del barrio es la plaza de la Olivereta, urbanizada gracias a la construcción de un aparcamiento en su subsuelo, y que la degradación de algunos locales exige la urgente intervención municipal. Hay viviendas en estado lamentable y viejas naves abandonadas con tejados de amianto, exactamente 35.000 metros cuadrados de techos de uralita, según la información facilitada por el gerente del distrito, que exigieron este verano la intervención de los bomberos. A pesar de todo, la concejala del distrito de Sants-Montjuïc, Laura Pérez (BComú), ha comunicado a los vecinos que carece de argumentos suficientes para defender los cambios solicitados.

¿Futuro? Las dos entidades vecinales mantienen su postura. Exigen que sus peticiones sean tenidas en cuenta. Añaden que llenarán el barrio de pancartas y, si es preciso, pararán las máquinas en el caso de que comiencen las obras que pongan en peligro los cambios exigidos. Tras 18 años y tres alcaldes todo sigue igual.




El refugio 1513 y la calzada romana
El reducido ámbito del plan de la calle Juan de Sada y su entorno tiene dos elementos especiales cuyas peculiaridades los vecinos exigen mantener: un refugio de la guerra civil y vestigios de una calzada romana.

El primero está clasificado con el número 1513, construido en 1937, entre la actual avenida de Madrid y Violant d’Hongria, un túnel de unos 140 metros de longitud por 2,40 de anchura y tres de altura, e inicialmente dispuso de cinco accesos en avenida de Madrid, Juan de Sada y Roger. La documentación y planos de este refugio aparecen en el Atlas dels refugis de Barcelona, editado por el Ayuntamiento de Barcelona en el 2002. La unidad de subsuelo de los Mossos d’Esquadra realizó hace unos cinco años una minuciosa inspección del túnel y sus condiciones y el informe correspondiente se publicó en el 2013.


Los vestigios de la calzada romana en Sants-Badal son un verdadero ejemplo de supervivencia a los muchos cambios experimentados en el territorio a lo largo de los siglos, en especial los de los últimos años, por ejemplo la construcción de la avenida de Madrid. La calzada es una variante de la Via Augusta que en el tramo de Sants-Badal seguía por las calles de Sant Crist y les Ànimes para desembocar en la carretera de Collblanc a la altura de Arizala. Las dos primeras calles son hoy pasajes con un entorno abandonado y muestrario continuo de excrementos caninos.

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